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Rutas turísticas : Punta Arenas

Octubre 19, 2016



Convertido en el animal distintivo de la Patagonia e inmortalizado en variados souvenirs que adornan las vitrinas de Punta Arenas, el Spheniscus Magellanicus o más bien conocido como pingüino magallánico se ha ido catapultando como un gran foco de atención hacia los miles de turistas que se asoman al fin del mundo. ¿Cómo? A través de dos rutas que combinan las pampas patagónicas, los oleajes del estrecho de Magallanes y el avistaje de un espectáculo sin igual: miles de “pájaros niño” en las más grandes colonias protegidas del ave en el cono sur.

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Hacia el Seno Otway
La hora propicia para visitar la pingüinera más cercana a Punta Arenas es la tarde, preferentemente después de las 16:00 horas, momento en que se asegura el avistaje de los cerca de 10 mil pingüinos que pueblan el seno distante a unos 70 kms. de la capital continental patagónica.

La oferta para acudir al lugar es más que satisfactoria ya que un sinnúmero de oficinas turísticas y albergues ofrecen servicio directo a la entrada de la reservación, por unos 3 o 4 mil pesos. De hecho se dan cifras cercanas a los 40 mil visitantes por temporada, entre diciembre y marzo, fecha en que las aves se aparean y crían a los polluelos.

El sector está protegido por la Fundación Otway, nacida de las preocupaciones de un grupo de habitantes puntarenenses, quienes cobran 2 mil pesos de entrada, cifra que va íntegramente a la mantención de la pingüinera.

Una vez dentro, el espectáculo sobrecoge. Una pasarela de madera sumerge a las personas en el mundo de la colonia de estos pájaros de 70 cms., con su característico pelaje en blanco y negro, que construyen verdaderos túneles para colocar sus huevos que tras 60 días se convertirán en nuevos habitantes patagónicos.

La pingüinera se recorre en una hora y aunque se extraña una mayor infraestructura proclive al turismo, la Fundación Otway ha procurado dar un espacio de conservación a las aves que hasta hace unos diez años anidaban en el área sin resguardos de ningún tipo y convertidos en uno más de los animales en vías de extinción.

Navegando hacia Isla Magdalena
Rehaciendo la ruta de los grandes navegantes, a bordo de la barcaza Melinka y cruzando el famosísimo estrecho de Magallanes durante un par de horas, se encuentra uno de los santuarios de pingüinos más grandes de Chile.

La isla Magdalena, que se encuentra junto al islote Marta, a unas 25 millas marítimas de Punta Arenas, constituye el Monumento Natural “Los Pingüinos” creado en 1966 como Parque Nacional y reconvertido en Monumento Natural el año ’82. Es el paraíso de los observadores de aves, donde además se tiene la oportunidad de observar otro tipo de fauna marina como lobos, elefantes marinos y cetáceos como el delfín Austral.

Los más de 60 mil ejemplares del pingüino magallánico provocan un silencio magnífico en los visitantes, solamente los flashes interrumpen la vida cotidiana de los animales. El paseo es interesantísimo por la escasa distancia que uno puede tener a los pájaros, asemejándose todo a una imagen sacada de National Geographic o Discovery Channel.

Luego de aproximadamente dos kilómetros por la costa, se encuentra un bellísimo faro, que es un museo natural al aire libre, desde donde se obtiene una vista panorámica de la isla y de sus habitantes.

En su interior encontrarás un Centro de Interpretación Ambiental que describe, por medio de paneles, la historia de la navegación en el estrecho, la colonización de la región y la avifauna del lugar.

A pesar que el costo para llegar es alto para bolsillos locales, entre U$ 30 y 15 dólares, y poseer una temporada corta de visitas, entre diciembre y enero, ya que después las aves emigran, el paseo es conmovedor al encontrarnos ante una especie tan hermosa y, a la vez, desconocida. Como para ir pensando que la patagonia es un espectáculo demasiado poderoso como para no visitarlo, aunque sea por una sola vez en la vida.

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