Entre el Atlántico y el Mediterráneo, al pie del Alto Atlas, se alza Marrakech, una de las ciudades más importantes de Marruecos. Beduinos, árabes, beréberes y minorías de franceses y españoles pueblan sus calles, confiriéndole un aspecto especial.
En la llanura de Haouz, a orillas de un afluente del Tensift, se funda alrededor del 1071 esta histórica capital imperial. Las mezquitas, medersas y la Gran Plaza, conocida como Djemaa el-Fna, son los lugares más concurridos junto con los múltiples y vistosos palacios y las zonas verdes adosadas a la muralla de 10 kilómetros que protegía a la ciudad en la antigüedad. Para un mejor contacto recomendamos un paseo turístico arriba de uno de los curiosos carruajes típicos, que además resultan muy económicos.
La primera impresión es encontrarse con una animada urbe de barro y cemento en medio del desierto. El adobe rojizo de las construcciones lo inunda todo. Los extraordinarios edificios, más allá de auges y decadencias, evocan cada uno de los periodos históricos de la ciudad desde su fundación. Por ello no cuesta imaginarse cómo era la vida años atrás, teniendo ante nosotros la magnífica muralla de adobe del siglo XI de estilo almorávide, la mezquita y el minarete de Koutoubia del siglo XII de origen almohade, la mezquita y el minarete de Ben Salih del siglo XIV, el Palacio el-Badi o el alauita Palacio de la Bahía, del siglo XIX. Todos ellos son lugares de excepción imposibles de dejar de ver en una visita.
Para que sepas un poco de qué te hablamos y no todo te suene a árabe, vamos a hacer un pequeño recorrido por la historia de esta ciudad. Primero que nada, la medina de Marrakech fue fundada por los sunita, una tribu almorávide conocida por su afán conquistador que ya poseía las rutas de caravanas del Sahara Occidental. Ellos construyeron una alcazaba, acondicionaron un palmeral y encerraron la ciudad dentro de una muralla.
En el 1147 los shiitas toman la ciudad y prácticamente la destruyen por intransigencias religiosas. Hacen de la medina (ciudad amurallada) de Marrakech su capital y amplían la ciudad y su muralla. En este periodo Marrakech vive su mayor apogeo. Pero esto duraría sólo hasta el año 1269, cuando los merinidas, un pueblo de beréberes de las mesetas, conquistan la medina y eligen la ciudad de Fez como capital. A pesar de las múltiples construcciones que llevan a cabo comienza la decadencia de Marrakech.
Del 1510 al 1659, bajo el dominio de los soberanos saadianos, la ciudad vuelve a ser capital y conoce un nuevo auge antes de ser conquistada por los alauitas, que incrementarán notablemente el tejido urbano. Si algo está claro después de este breve recorrido por esta tierra considerada santa para los musulmanes, es que los años de invasiones y ocupaciones han dado origen a una rica cultura que ha sabido asimilar los distintos estilos y costumbres.
La lengua oficial es el árabe, a pesar de que el francés sea el segundo idioma más hablado, sobre todo dentro del mundo empresarial. En el norte, en la zona del antiguo protectorado, el idioma más utilizado es el español. Aquí no tendrás excesivos problemas a la hora de hacerte entender.
Curanderos, encantadores de serpientes y sonido de flautas
El centro oficial de Marrakech se encuentra en la Mezquita Koutoubia. Fue construida en el siglo XII y su minarete (torre) es visible kilómetros a la redonda. Es un auténtico lugar de culto y es preciso visitarla con el respeto debido, que en esto son muy estrictos los habitantes locales. De hecho, está prohibido el ingreso a las mujeres y los hombres occidentales sólo pueden hacerlo camuflados. Muy cerca de esta mezquita están los Palacios de la Medina, que valen el viaje si se dispone de tiempo, ya que toma bastante recorrerlo.
El corazón de la ciudad está en la Plaza Grande, más conocida como Plaza Djemaa el Fna. De día se convierte en un mercado plagado de vendedores vestidos de forma muy llamativa, de limpiabotas, de mujeres ofreciendo enrevesados, etc. De noche el escenario cambia completamente y la gente pulula entre los puestos de sopas, salchichas y caracoles. Aparecen entonces los encantadores de serpientes, los acróbatas y los charlatanes, que le otorgan un encanto especial.
El Zoco (mercado) es un auténtico laberinto de callejuelas cubiertas que parten de la plaza de Djemaa el Fna hacia el norte. En él se vende todo tipo de artesanía y también hay comercios especializados en objetos de metal, cestería, marquetería, cuero y especias. Los precios no son fijos. Aquí nada tiene un valor exacto. La ancestral técnica del regateo es la que marca los precios del mercado, por lo que se aprende rápidamente o se paga lo que pide el comerciante, que muchas veces es exagerado.
Si quedan agotados después de pasar minutos e incluso horas regateando por una alfombra o un objeto cualquiera, pueden dirigirse al inmenso olivar de la Menara, que ofrece paz y sombra a los visitantes. Otros sitios relajantes son el Jardín Botánico, del pintor Majorelle, las ciudades jardín de Hibernage y Guéliz o el antiguo barrio colonial francés, de largas avenidas rodeadas de jacarandas y naranjos.
Si lo que te apetece es reponer fuerzas después de tantas vueltas lo mejor es que te tomes algo en el Café de France. Desde la terraza podrás observar el crepúsculo y las mil y una linternas de los vendedores que se iluminan al atardecer. Una cálida despedida del día, que podrá reiniciarse a la mañana siguiente con visitas a monumentos urbanos y culturales como la Plaza de la Bahía, el Museo Dar Si Said o la Casa Tiskiwin. Por último, si sólo se quiere deambular por entre las callejuelas y conocer a su gente, se encontrarán con que están en un sitio placentero. La más occidental de las ciudades musulmanas está habitada por gente hospitalaria y que gusta de divertirse.
DATOS UTILES:
· La Delegación de Turismo en Marrakech está en la Plaza Abdel Mumen Ben Alí. El teléfono es el 43 6131.
· El aeropuerto de Marrakech está en Menara B.P 32. Si requieren de información sobre vuelos y servicios llamen al 44 7910 o al 44 7865.
· El código telefónico de Marruecos es 212 y el de Marrakech es 44.
· La bajada de bandera de taxis no cuesta más de dos dirhams. Cualquier trayecto en los taxis rojos, que son los pequeños, no sale por más de 1200 pesos chilenos.
· Entre los hoteles económicos están el Hotel Essaouira, en Sidi Bulukat,3, Medina; el Hotel C.T.M., en la Plaza de Djemaa el Fna, Medina; y el Hotel Media, en Derb Sidi Bulukat, Medina.
· Para comer, recomendamos el Café Restaurante Al Badi, en Tuareg Berrima Bab Mela, Medina; el Restaurante Toubkal, en la Plaza de Djemaa el Fna, Medina; y el Restaurante de Haj Omar, en Suk de Abluch, cerca de Kaat de Aceite.
· No olvide probar la famosa comida del mechwi, que es cordero entero cocinado en un horno enterrado, o la tanjia, otra de las delicias autóctonas que podrá encontrar en casi todos los locales marroquíes.
· Un dólar son 10.34 dirhams marroquíes (aprox).