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El secreto de la Catedral de Santiago

Octubre 10, 2016



La imponente Catedral de Santiago es el escenario perfecto para descubrir mucho de la historia de Chile. Pero, ¿qué hay detrás de esta Iglesia erigida por Joaquín Toesca?, ¿Qué se esconde en esos largos pasillos de mármol, rodeados de pequeñas cúpulas e imágenes doradas a fuego y madera tallada?

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Pues, nada menos que un museo. Sí, porque este templo elevado en 1561 en plena Plaza de Armas, cuenta con una maravillosa muestra que nos dice cómo fue nuestro pasado. Cuenta con tres salas a las cuales se ingresa por el templo o por los dos patios llamados de Los Naranjos. En ellos están la Sacristía (construida a fines del siglo XVIII), la Sala Capitular y la Biblioteca, éstas dos últimas levantadas entre 1876 y 1884.

Pero no es sino hasta 1972 cuando este museo entra en vigencia. Y esto, gracias a la acción del Cabildo de la Iglesia Catedral, el cual contó con el asesoramiento de la Comisión de Arte Sagrado.

Así nace este museo y también esta ingeniosa idea de abrir sus puertas al público, con la única finalidad de mostrar un poco más lo que usaba antes, los ritos de la Iglesia, los tipos de ornamentos, y por supuesto, parte de la historia de Chile presente en este lugar.

En la sacristía se encuentra la mayor parte de las obras de los Jesuitas. Entre ellos destacan el cuadro de la Última Cena, muy admirado por los visitantes; ornamentos bordados o dalmáticas, como el juego del Obispo Alday; una escultura de la Virgen del Carmen e incluso un atril de plata repujado con figuras indígenas.

Asimismo, al lado izquierdo de la Sacristía, se haya el Mueble Platero de la Compañía de Jesús, y junto a él, el reloj de péndulo, fabricado por los jesuitas en 1757.

Un poco más allá, aparece el Crucifijo de Marfil que está en la Catedral desde 1840; el antiguo sillón que usaron los arzobispos de Santiago, más o menos desde 1870 a 1979. Y, por qué no mencionar al Cristo quiteño coronado de espinas; el trozo de púlpito franciscano; las 16 telas barrocas del jesuita alemán José Ambrosi, y la estatua de San Francisco Javier.

Ahora, si deseas conocer la Sala Capitular, en ella destacan dos lámparas de bronce del siglo XIX; la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, contigua a los muros; un crucifijo de bronce; imágenes de los 12 Apóstoles y la Virgen María. Además, en una vidriera está la Custodia de Plata Dorada, fabricada en Roma cerca de 1870, por el joyero Pío IX, con joyas de la familia Fernández Concha, y en otro sector, el amoblado de nogal tapizado en cuero cordobés, compuesto por una mesa grande, 20 sillones y dos sillas.

En la biblioteca, finalmente, sobresalen obras y objetos de la más amplia variedad. Se encuentran valiosas obras de los siglos XVI, XVII y XVIII, y viejos libros de cuentas de la construcción de la Catedral. Del mismo modo, en las vidrieras, se exhiben impresos tan antiguos como “La Aurora de Chile”, el primer número de “El Mercurio de Valparaíso”, manuscritos que certifican la fundación de la Hermandad de Dolores y otros objetos, como la Caja de Fondos del Obispo Alday, un retrato de Pío IX, la Virgen del Pomar y dos imágenes barrocas.

Con todo esto, además de conocer un poco más del museo, aprovecharás de apreciar la arquitectura que cubre este hermoso templo, los interiores y los patios que rodean la Casona de la Catedral.