Este paseo se adentra en los Andes volcánicos de la Región del Biobío y lleva hasta un lago que destaca por sus aguas verde esmeralda. Es un panorama ideal para alojar o acampar en alguno de los pueblos que están en el trayecto. La subida tarda alrededor de hora y media y se recomienda llevar picnic. También es importante considerar que durante el invierno hay horario para transitar por los caminos de ida y vuelta.
El trayecto comienza en Los Ángeles, saliendo de la ciudad por Av. Alemania, en el sector residencial; se sigue un camino que en el kilómetro 13, en El Álamo, llega a un control de Carabineros. Luego, en el kilómetro 30, hay un cruce cuya señalética indica la dirección a la Hacienda Canteras.
Tomando el desvío, y después de recorrer alrededor de un kilómetro, se llega a la entrada del fundo, en el punto donde se observa una explanada en la que destaca un enorme castaño. Es el lugar donde estuvo el terreno entregado como merced de tierra a Ambrosio O’Higgins en su calidad de brigadier del Ejército de la Frontera. Se trata de un sitio histórico, porque desde aquí se arrearon hasta Osorno cinco mil cabezas de ganado para apoyar la refundación de la ciudad en el siglo XVIII, específicamente, cuando corría el año 1792.Posteriormente, la hacienda fue heredada por Bernardo O’Higgins, quien allí organizó un grupo de inquilinos que participaron en la lucha por la independencia de Chile. Se dice que el gran castaño que sirve como referente para ubicar la hacienda fue plantado por el mismo Bernardo O’Higgins.
Siguiendo el viaje, el camino se adentra en una zona donde crecen espesos bosques de pino, dejando atrás los cultivos que se veían hasta entonces en el recorrido.
Poco a poco, el valle se hace más estrecho y se divide en bloques rocosos. Corresponden a lenguas de lava que, al solidificarse, muestran formas muy curiosas. En este tramo del viaje, el suelo es muy árido y pedregoso; no obstante, se cubre de arbustos; y al seguir avanzando es posible maravillarse con la presencia de bellos cipreses de la cordillera, conífera nativa que se eleva varios metros desde el suelo.Más adelante, en el kilómetro 66, aproximadamente, Antuco recibe al viajero.
Antuco y el Fuerte de Ballenar
Esta pequeña comunidad está en el margen del valle y al pie del cerro Mirador; se fundó en 1874 con la intención de proteger el paso fronterizo situado en esta zona de la cordillera de los Andes.
Para quienes desean hacer un alto más prolongado en la localidad, vale mencionar que Antuco cuenta con sencillos pero acogedores alojamientos y que entre sus atractivos figura un barco exhibido en la plaza, que surcó las aguas de la laguna del Laja.
Continuando por el camino original, aproximadamente en el kilómetro 82, se indica la presencia de las ruinas del Fuerte de Ballenar. Para conocerlas es posible acceder en auto. Al fondo se aprecian tuberías en forma de abanico de una de las centrales de energía que forman parte del Complejo Hidroeléctrico del Laja, el mismo que alimenta a toda la industria de la Región del Biobío. Lo integran las centrales El Abanico, creada en 1948 y accionada con las aguas del río Laja; El Toro, fundada en 1973 y de tipo subterránea, con bocatoma al fondo de la laguna del Laja, y Antuco, central subterránea que data de 1981 y recibe aguas de El Abanico y El Toro. No es posible visitar el complejo, pero en el viaje de retorno de este paseo es factible acercarse un poco.
Parque Nacional Laguna del Laja
Volviendo al camino original, en el kilómetro 84, está la aldea El Abanico. Aquí hay refugio, cabaña y un circuito de agroturismo, además de venta de lana de oveja y opción de hacer cabalgatas por los alrededores.La ruta sigue avanzando junto al río Laja, pasa por cortes de cerro donde se observan caídas de agua y columnas de basalto, es decir, roca volcánica petrificada.
Al llegar al kilómetro 91, se observa la casa del guardaparques y la entrada al Parque Nacional Laguna del Laja.
Entrada adultos: $1.000, y niños $500. De diciembre a abril, el paso se permite de 8:30 a 20:00 h, y entre mayo a noviembre, de 8:30 a 18:30 h.
Desde aquí se puede apreciar un hermoso paisaje compuesto por un estrecho y corto valle que termina con un tapón volcánico de 200 m de altura y que permite el embalsamiento de la laguna Laja. Las aguas de este cuerpo lacustre desembocan subterráneamente en los saltos de las Chilcas y El Torbellino, que originan el río Laja.
Una opción para disfrutar de esta visita es caminar media hora desde el acceso del parque, teniendo como elemento principal en el horizonte el volcán Antuco, una de las principales alturas del área, pues su cumbre llega casi a los 3.000 msnm.
Retornando a la ruta del paseo, en el kilómetro 101, al llegar al tapón volcánico mencionado antes, se accede a un área apta para la práctica del esquí. Es administrada por el club de esquí Los Ángeles (www.skiantuco.cl) y tiene buenas canchas y andariveles de arrastre.
Más adelante está el refugio Antuco, donde es posible alojar, disfrutar de un restaurante, arrendar equipos y tomar clases de esquí (Informaciones en el teléfono 41-3161606).
A la izquierda, un camino lleva a puerto Endesa, donde existe un botadero natural de lanchas particulares. Un poco más allá, en el kilómetro 103, y a 1.360 msnm, se encuentra la laguna del Laja. Se extiende por más de 13.000 hectáreas y constituye el embalse natural más grande de Chile. Sus aguas son verde esmeralda y en los bordes hay rocas de escoria volcánica. Destacan también en esta laguna penínsulas y bosques que crecen en el borde; se componen de cipreses de la cordillera, lengas, ñirres y coigües.
El camino sigue por un terreno de ceniza volcánica y avanza serpenteando durante cerca de 22 kilómetros junto a la ribera, hasta Los Barros. Este es un sector donde el paisaje incluye los ventisqueros colgantes de Sierra Velluda y del volcán Antuco.
Al final del recorrido por el Parque Nacional, hay un puesto militar y una avanzada de Carabineros que realiza un control fronterizo a través de una senda utilizada antiguamente por los pehuenches. El paso se llama Pichachén y permanece abierto desde diciembre a marzo; su horario de entrada es de 8:00 a 21:00 h, y el de salida es de 8:00 a 20:00 h. De igual modo, siempre se debe consultar en el Servicio Nacional de Adunas ante posibles cambios (teléfono: 32-2200500).
Luego de avanzar 25 km por la Ruta Internacional, se arriba a la frontera con Argentina. Entonces se viajan otros 20 km, hasta un control de gendarmería en Moncur. Luego de 50 km más, se arriba al pueblo El Cholar, comunidad rural donde existe opción de alojamiento y se disfruta de buen clima en verano; durante la estación las temperaturas de noche no descienden más allá de los 10 °C.
Desvío para el viaje de retorno
En el camino de vuelta a Los Ángeles, recorriendo 10 km desde la entrada del Parque Laguna del Laja, se llega al cruce Abanico. Al virar a la derecha, se sigue por una vía pavimentada que lleva hasta una nueva intersección donde comienza un camino ripiado. En el kilómetro 15 de esta ruta, se encuentra un control de Carabineros y, como el camino lo controla Endesa, para seguir avanzando se debe indicar que se desea ir a la piscicultura de Polcura. Al acceder y cruzar el río Laja, se encuentra un camino a la izquierda. Se avanza por la senda ripiada y se encuentra un nuevo control de Carabineros, en una zona donde se pueden ver patios de alto voltaje y un túnel de salida de la central subterránea Polcura. El río Laja también aflora en esta área, tras haber desaparecido en el tramo ocupado por el complejo hidroeléctrico.
La ruta sigue avanzando muy cerca de las grandes torres del tendido eléctrico y en el kilómetro 32 lleva a la piscicultura Polcura, donde es posible pasear y comprar truchas.
Más allá, aproximadamente en el km 40, se arriba al pueblo de Polcura. El camino sigue con curvas y en regular estado hasta que en el kilómetro 48 se llega a la laguna Trupán, embalse de riego donde hay vegetación y un restaurante. Al seguir viajando se encuentra el pueblo homónimo caracterizado por tener una bella plaza y calles pobladas de acacias.
Siguiendo por el camino señalizado, en el km 63, se arriba a Huépil, una comunidad agrícola donde las calles reciben la agradable sombra de plátanos orientales.
En el kilómetro 69, está el pueblo de Tucapel, donde se fundó en 1973 el Fuerte San Diego, con la idea de proteger a los colonos ante posibles conflictos con la población originaria, los pehuenches. El fuerte tiene categoría de Monumento Nacional, aun cuando su estructura ya no existe.
En el km 71, se atraviesa un puente sobre grandes bocatomas de canales que provienen del río Laja; más allá, la ruta sigue por una zona de bosques de pino hasta que se encuentra el cruce Canteras, donde está la hacienda que perteneció a la familia O’Higgins y que fue descrita al principio del paseo.
Finalmente, siguiendo el camino pavimentado, se retorna a Los Ángeles.