Jardín Botánico Nacional de Chile
A menos de ocho kilómetros del centro de Viña del Mar, hay un lugar que deja boquiabierto a quien lo visita por primera vez. Se trata del Jardín Botánico Nacional. En total, casi 400 hectáreas de bosque esclerófilo y cerros de matorral.
Y, en medio de todo eso, un parque de 22 hectáreas que se puede visitar y recorrer, que fue diseñado en 1918 por el ingeniero paisajista George Dubois, el mismo experto francés que fue responsable de crear el Parque Forestal. Apenas uno llega a la laguna del parque, queda claro el buen gusto, la elegancia y la belleza extrema que resultó del conocimiento de Dubois y de la inversión del dueño de este terreno, Pascual Baburizza, quien hizo su fortuna con el salitre.
Años después, al donar el fundo “El Olivar” -donde se construyó el parque- a la Compañía de Salitre y Yodo (actual Soquimich), el filántropo Baburizza puso como condición que siempre fuese un campo de experimentación agrícola. En 1951, al pasar a manos del Estado, éste se comprometió a crear un jardín botánico nacional.
Hoy existen allí más de 900 especies de plantas, entre las cuales hay algunas en peligro de extinción, que corresponden a Isla de Pascua y Juan Fernández. Están a punto de inaugurar un bosque valdiviano, tienen un cactario gigante, hay zonas de pic nic frío y para asados, y se trata de un gran panorama familiar para hacer cualquier día de la semana, pues está abierto todo el año. Créame, se va a asombrar.
El desierto florido, un paisaje único que tienes que conocer
En Caldera, en un año normal llueve menos de dos milímetros. Sin embargo, en lo que va del año ya llevamos 35,4 milímetros, una situación rara que se explica por el fenómeno de El Niño, que trae consigo lluvias que repletaron de flores la Región de Atacama: el desierto florido.
Es uno de los fenómenos naturales más espectaculares del país. Se caracteriza por la floración masiva de muchas especies de flora nativa y endémica en pleno desierto de Atacama, fenómeno que ocurre cada cinco a siete años.
El desierto florido, se da a lo largo de la costa norte y llano interior, desde el norte de La Serena hasta Chañaral, ciudad que se ha convertido en una de las zonas de mayor diversidad en Chile. Hay más de 1.893 especies de plantas nativas y de ellas un 32% son endémicas del área y un 58% son endémicas en Chile.
Este año, las flores aparecieron muy temprano gracias a las lluvias. Si no hace mucho calor y se mantiene la nubosidad, el desierto florido se mantendrá hasta fines de octubre o un poco más. Este evento único se podría considerar un patrimonio nacional que todos deberíamos conocer. ¿Qué estás esperando? En este video podrás conocer más.
El mejor Parque de Esculturas de Chile
Qué ejemplo más contundente y admirable. La Universidad de Talca, a tres horas de Santiago y a la misma distancia de ese centralismo que tanto criticamos, ha logrado reunir en los jardines de su campus un extraordinario parque de esculturas. Por lejos, el mejor de Chile. Están presentes casi todos los grandes nombres del último medio siglo: Federico Assler, Marta Colvin, Sergio Castillo, Lily Garafulic, Francisco Gazitúa, Marcela Correa, Waldemar Otto, Aura Castro, Vicente Gajardo, Osvaldo Peña, Raúl Valdivieso, Alicia Larraín, Matías Vial, Francisca Cerda y varios más. Como es el caso de Matilde Pérez, de quien recibieron la estructura cinética que durante años estuvo en el frontis del centro comercial Apumanque. “Nos anima el objetivo de poner al alcance, de nuestros estudiantes y de toda la comunidad, oportunidades de apreciación, formación y estudio, como una forma de asimilar constructivamente los procesos de modernidad y globalización.
Estimamos que una persona educada en la sensibilidad y la tolerancia llega a entender mejor su especificidad laboral y profesional, así como también la diversidad de su medio”, explican en el sitio www.mavut.utalca.cl, que agrupa la ambiciosa propuesta de esta casa de estudios. Es decir, un verdadero Museo de Artes Visuales, del cual el Parque de Esculturas es sólo una parte pues se inserta en una propuesta artística y cultural que además de actividades vinculadas a la plástica -como el desarrollo de una Pinacoteca Regional y de un Museo de Arte Contemporáneo- incluye el fomento y desarrollo de la música a través de la Escuela de Música, los Coros Universitarios y la Orquesta Juvenil; así como también el desarrollo de medios de comunicación, tales como la radio y medios escritos; y también una Editorial Universitaria. Un precioso proyecto y una vara muy alta para gran parte de las universidades del país. Vaya a visitarlo. Está abierto los 365 días del año, es gratis y se ubica en Avenida Lircay s/n. Es el Campus Lircay de la Universidad de Talca.
El maravilloso parque que diseñó Oscar Prager en Providencia
Test de conocimiento urbano para santiaguinos. ¿Dónde está el Parque Providencia? ¿Y el Parque Gran Bretaña? Quizás esta pregunta es más fácil. ¿Dónde está el Parque Balmaceda? La respuesta es una sola, pues se trata de distintos nombres con los que ha sido bautizado el mismo lugar: esa extensión de áreas verdes que parte en la Plaza Balmaceda (frente al edificio Telefónica) y llega hasta las Torres de Tajamar, siempre entre Providencia y la Costanera.
Si bien sigue siendo un importante pulmón para la capital y un lugar de encuentro para besuquearse, conversar y pasear, lo que vemos hoy es un pálido reflejo de la maravilla que en 1932 diseñó el paisajista austríaco-alemán Oscar Prager. Este estudioso del arte, el budismo zen y la flora, llegó a Chile en 1929 y se quedó aquí hasta el día de su muerte, el 23 de septiembre de 1962. En esas tres décadas logró esparcir su genialidad como paisajista por todo el país.
En total hizo más de cien obras, entre ellas las plazas Las Lilas y La Alcaldesa, en Providencia; el jardín principal del colegio Verbo Divino, la Plaza de Armas de Osorno, el Club de Golf Los Leones, el jardín de la Embajada Británica, así como parques de fundos en Nos y Chimbarongo o los jardines de la planta de Huachipato. Pero es el Parque Providencia, que desarrolló junto a los arquitectos Sergio Larraín García-Moreno y José Arteaga, su mayor logro como paisajista y urbanista.
En esta continuación del Parque Forestal, “Prager plantó dos corridas de árboles que separaban al parque de las calles Providencia y Andrés Bello. Al centro, las explanadas de pasto lo convirtieron en el parque más grande de la comuna (9,5 hectáreas), orientado hacia la cordillera”, explica Ignacio Valdivieso Elissetche en un artículo de la revista Vivienda & Decoración. La arquitecta-paisajista María Eugenia Pérez destaca la capacidad que tuvo Prager para elegir las especies que plantaba. “Estudió en profundidad las asociaciones de flora nativa y aquella que soportara nuestro clima mediterráneo, incorporando peumos, pataguas, bellotos, maitenes y quillayes de nuestro paisaje y árboles como el alcornoque, celtis australis, olivos, olmos, crespones, que se adaptan muy bien al clima de Santiago”.
La idea de Prager era que el visitante se sintiera en un ambiente natural, en el cual las plantas alejaban las edificaciones de la ciudad y la larga pradera, así como los árboles laterales, lograban una perspectiva que engañaba gratamente el ojo. Su legado, que lamentablemente ha sido desfigurado y mal intervenido con construcciones como el metro, las Torres de Tajamar y el criterio cortoplacista de antiguas autoridades municipales, intenta sobrevivir en algunas de las especies que, con tan buen criterio y amor por la urbe, plantó hace más de ochenta años.