Que la X región tiene rincones notables, no es novedad. Sin embargo, al buscar zonas que mezclen bosques, volcanes, lagos, aguas termales, infraestructura de primera y gastronomía del más alto nivel, el lugar se vuelve uno solo.
El Hotel Termas de Puyehue es parte del patrimonio de la región de Los Lagos. Ubicado en la ruta internacional que une a Osorno con Bariloche, se enclava a un costado del camino en medio de enormes arboledas.
La naturaleza pródiga que rodea al Hotel es nada menos que el Parque Nacional Puyehue, una de las áreas protegidas más visitadas de la nación y poseedora de un manto verde realmente poderoso. Los volcanes Casablanca y Puyehue entregan las afamadas aguas termales que desde hace casi un siglo son frecuentadas y que iniciaron toda la tradición del centro hotelero.
La Casa Grande
Al llegar a las instalaciones del Hotel llama la atención la arquitectura del lugar. Materiales nobles como maderas, piedras lajas y hierro son parte de las estructuras bases que se pueden visualizar en la edificación. Grandes espacios para el tránsito de huéspedes que se pasean en batas blancas y enormes ventanales que dan a los patios interiores de las Termas. Interiores es un decir, se trata de áreas verdes con pastos cortados y con árboles introducidos, una especie de “oasis” en medio de la tupida vegetación nativa del bosque siempreverde valdiviano.
El enorme espacio que contiene al Hotel Puyehue, 40 mil metros cuadrados de superficie, es uno de los atractivos en sí. Con habitaciones para 350 pasajeros amobladas de manera eficientemente elegante: 31 standard y 107 superiores.
Se unen además a ellos nueve centros de convenciones, una cava de vinos, tres restaurantes internacionales, un bar, una biblioteca, un centro de entretenciones, un mini-club, un mini-golf y amplios salones con sillones frente a chimeneas permanentemente prendidas, el lugar da para perderse y conocer.
Punto especial en el buen maridaje que produce la gastronomía y los vinos ofrecidos por diligentes meseros que saben hacer los días más gratos. Pero obviamente el mayor bienestar que se puede experimentar tiene que ver con sus aguas volcánicas.
El Imperio de los Sentidos
El ala más occidental del Hotel está reservada para el relajo. El SPA (Salud Por Agua en Latín) ofrece una serie de servicios destinados a obtener un relajo que ya por sí el silencio no citadino y la naturaleza otorgan desde ya. Nombres como duchas Vichy; fangoterapia; aromaterapia; baños de barro; mieloterapia; sauna; baños de sal, azufre o algas es parte de la invitación.
Obviamente se debe experimentar para saber. Nos ofrecen intentar con la reflexología. Ni idea de lo que era más que el rebote del nombre de alguna oferta de algún otro SPA. Desde la entrada todo invita a la pausa: música ambiental ad-hoc, sillones comodísimos y gente de delantales blancos que saluda atentamente. Después de algunos minutos aparece Sonia que nos introduce en uno de los pasillos de puertas selladas, abre una y ordena trocar ropajes por una especie de pañal para niño grande.
Luego de este deja vu de la infancia se inicia una serie de masajes que comienzan con una friega completa de barro. Las sensaciones varían entre relajación, pegoteo y una bendición mental a las manos de la terapeuta. Los ojos están cerrados mientras los otros cuatros sentidos funcionan a un tiempo.
Pasan unos minutos y Sonia vuelve para untar mi cuerpo con una mezcla de algas que van sobre el lodo. El paso siguiente es una especie de micronave espacial o tumba blanca, donde se vaporizará el organismo. Es la versión XP de los antiguos cajones que realizaban los baños a vapor. La sensación es extraña pero placentera.
Cada tanto Sonia viene a preguntar cómo me siento. La vista sigue intencionadamente ciega cuando las manos de la mujer masajean sutilmente mi rostro con miel. Después de algunos minutos agua tibia limpia la cara y el masajeo prosigue, mientras el cuerpo sigue en vapores.
Luego de una hora el relax es completo.
Sin embargo los encantos de este lugar no quedan sólo en eso. Falta su característica más visitada: las aguas termales.
Tres piscinas, una techada y dos al aire libre, son visitadas por una gran cantidad de personas al año. Son aguas hipertermales que tienen temperaturas en su génesis entre 77º y 83º, ricas en sulfatos de calcio y magnesio, litio, sodio y flúor. La pileta bajo techo tiene una temperatura de 37º y un jacuzzi a 40º. Las de afuera son más bajas y de características semi olímpicas con excelentes 32º y 22º grados respectivamente.
Las expresiones de niños, adultos y ancianos son de completo placer. ¿Qué provocarán esta agua en el ánimo de cada uno? Infinitas cosas, pero desde el plano físico promueven lo analgésico, lo antinflamatorio, la regulación térmica, la reducción del estrés, estimula a desintoxicación celular, la función defensiva del hígado y la producción de glóbulos rojos en la médula ósea y el bazo. ¿Más? Mejora dolores de columna, reduce la hipertensión, mejora enfermedades renales y crónicas, etc. Un verdadero bálsamo casi placentario.
Todo Naturaleza
En los últimos años la corriente del turismo ha enfocado un gran perfil a la mancomunión de los individuos con el entorno físico. Turismo rural, ecoturismo, turismo étnico son algunas de los nombres que adopta esta definición y el Hotel Termas de Puyehue no ha quedado exento a esta corriente.
Entre lo que ofrecen hay cabalgatas, Canopy, visitas al cordón de el Caulle, al Parque Nacional, al centro de Ski Antillanca, cabalgatas, bicicleta, trekking y una serie de opciones que enseñan, a través de sus preparados guías, a valorizar el tremendo entorno en que se encuentra situado este centro recreacional.
Sin embargo no es necesario practicar alguna de estas disciplinas para contemplar esta portentosa realidad. Solamente basta salir a alguna de las zonas exteriores, respirar y observar. Después de eso es imposible no pensar en haber tenido esta misma idea hace cien años como lo hicieron los colonos que se beneficiaron de las aguas, la naturaleza y el bienestar tal como es posible realizarlo ahora. Claro que en este momento contamos la historia desde este magnífico Hotel, enfundados en una bata y aprovechando las bondades de esta hermosa tradición de la región de Los Lagos.