Reñaca es un sector de Viña del Mar destacado, especialmente, como un balneario costero. Dada su importante infraestructura turística, a lo largo de los años el lugar ha cultivado identidad propia, desprendiéndose de la Ciudad Jardín y figurando como un destino independiente cuando se habla del litoral central del país.
Se encuentra a 127 km de Santiago, viajando desde la capital por la Ruta 68 y, posteriormente, por el camino costero que sigue al norte. Partiendo en Valparaíso, el recorrido tiene 15 km y, desde Viña del Mar, 7.
La zona ocupada por el balneario corresponde a un estrecho valle surcado por el estero Reñaca y rodeado por empinadas dunas, cuyas arenas se encuentran hasta el océano, formando una playa de más de 1 km.
Hoy por hoy, estas dunas de arena se encuentran casi completamente cubiertas por edificaciones escalonadas que forman parte del característico paisaje urbano de Reñaca.
Años atrás, hacia 1905, el heredero de la hacienda de Viña del Mar, Salvador Vergara Álvarez, formó una sociedad inmobiliaria pensada para urbanizar el sector; fue así como las primeras calles surgieron paralelas al estero.
No obstante ese desarrollo urbano, la playa de Reñaca no logró reunir interés hasta que, en la década de 1940, comenzó la edificación de viviendas frente al océano. De igual forma, la playa principal no era visitada para el baño, pues sus aguas se consideraban peligrosas. Más bien, se trataba de un espacio para practicar toda clase de actividades al aire libre: partidos de fútbol familiares, picnic y paseos a caballo, entre otros.
Fue solamente a mediados de la década de 1960 cuando Reñaca se transformó en el balneario de moda en la zona central, principalmente, gracias a que en los alrededores de la playa se experimentó una vertiginosa urbanización, cuya consecuencia fue la actual presencia frente a la playa de imponentes edificios escalonados en las laderas frente al mar.
Atractivos
Qué visitar en Reñaca
La playa de Reñaca es el mayor atractivo del lugar, punto de encuentro, sobre todo, durante el verano. Se divide en varios sectores, siendo el conocido como “tres”, aquel caracterizado por un ambiente, más bien, familiar. El sector cinco, en tanto, concentra la presencia de jóvenes y extranjeros, principalmente, argentinos.
Debido a la masiva concurrencia de turistas que en verano recibe la playa de Reñaca, son diversos los eventos de todo tipo que eligen como escenario la misma playa o las instalaciones situadas frente a ella.
Otro punto de atracción es la Avenida Borgoño, vía que concentra gran parte de la vida social del barrio, pues cuenta con diversos restaurantes, bares, cafeterías y discoteques, entre otros locales de entretención.
La avenida que avanza junto a la playa, Ignacio Carrera, también agrupa a los visitantes, especialmente, al llegar el atardecer, transformándose en un paseo casi obligado, ideal para disfrutar de la puesta de sol o de las diferentes terrazas techadas con distintos servicios.
Hacia el norte de Reñaca, en un sector resguardado de vientos, Cochoa es otro balneario que concentra la atención. Figuró como el único lugar apto para bañarse en el mar en aquellos años en que Reñaca aún no destacaba como el importante destino que es hoy.
Cochoa cuenta con estacionamiento y restaurantes con excelente vista al mar, entre ellos, varias marisquerías muy concurridas a la hora del almuerzo.
Por último, hacia el fondo de la quebrada de Reñaca, existe un bello parque con un pabellón central creado por el empresario Agustín Edwards, quien solía trasladarse desde su residencia enViña del Mar para pasar el día en este espacio natural.
Alrededores
Sitios históricos y otras playas cerca de Reñaca
El camino costero que conecta Reñaca con Viña del Mar se extendió hasta Concón en 1917. Esta ruta lleva al norte avanzando por una zona donde el paisaje está plagado de dunas. Estas resultan, además, un entretenido lugar para disfrutar resbalándose por ellas.
Unos 3 km más adelante, se encuentra el Mirador de Los Lobos Marinos. Ahí existe una amplia zona para estacionar y la vista permite ver a los lobos marinos jugando con las olas o retozando en una roca aislada y muy alta a la que acceden tras trepar con gran esfuerzo. Resulta un paseo muy entretenido, que se disfruta más todavía si se llevan binoculares para observar de cerca a los mamíferos.
Siguiendo por el camino costero con rumbo norte, se encuentran roqueríos sin playas, se cruza el puente Piqueros y, en el kilómetro 4,5, se llega a la Roca Oceánica. Este es un Santuario de la Naturaleza que corresponde a un promontorio rocoso que cierra la rada de Cochoa. Desde aquí, se pueden apreciar a lo lejos Valparaíso y Viña del Mar por última vez desde el camino que sigue hacia el norte. El lugar cuenta con estacionamiento y senderos peatonales que requieren cuidado, especialmente si se viaja con niños.
Al continuar por el camino, se observa una rada de mar bravo y hermosos roqueríos. A mano izquierda, hay una placa recordatoria de la última explosión de dinamita que permitió abrir este camino, tiro accionado desde el palacio de La Moneda por el presidente Juan Luis Sanfuentes, en 1917.
Más adelante, antes de llegar a los alrededores de Concón, está la Casa Cruz. Vale la pena apreciarla, pues se encuentra contra el mar y está construida con piedra, por lo que se mimetiza con el paisaje.