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¿Sabía usted que el Parque O’Higgins era el Parque Cousiño?

Agosto 25, 2018



Ha tenido varios nombres y la historia se ha encargado de cambiarlos en la medida de las circunstancias. Ese lugar donde hoy están Fantasilandia y el Movistar Arena, donde hay una laguna, se elevan volantines, se hace Lollapalooza y la Parada Militar y para el 18 de septiembre se despliegan las fondas, ese mismo lugar fue primero el Campo de Marte, luego el Parque Cousiño y recién, desde 1972, el Parque O´Higgins.

Vamos por parte. En sus orígenes, esta área era una extensa explanada donde lo que más había era polvo. Por algo le decían “Llano” o “Pampilla”. A esa parte de la ciudad iba la gente en septiembre para encumbrar volantines y ver las maniobras militares que recordaban el aniversario patrio. Algo que se comprueba en el cuadro de Rugendas, ese donde se ve la llegada del presidente Joaquín Prieto a La Pampilla.

A mediados del siglo 19, durante el gobierno de Manuel Bulnes, el estado adquirió 140 cuadras que pertenecían a privados “por escritura del 20 de enero de 1845, otorgada ante el notario don Gabriel Muñoz en la suma de $73.610”, explica el arquitecto Martín Domínguez Vial. El espacio era conocido como el “Campo de Marte” porque se usaba “para adiestrar a los cuerpos de milicias de la ciudad y, después, para impartir instrucción militar a los soldados que deberían luchar por la independencia nacional y continental”, agrega Domínguez. Por algo fue en esa zona de la ciudad donde se instaló la Escuela Militar (antes de su ubicación actual en la zona oriente), el Cuartel de Artillería, la Penitenciaría, la Fábrica de Cartuchos y varias otras instituciones relacionadas. Lo que sobraba del terreno, es decir 88 hectáreas limitadas por cuatro calles, fueron las avenidas a las que Vicuña Mackenna bautizó como Tupper, Rondizzoni, Viel y Beaucheff, en honor a cuatro militares extranjeros de los tiempos la independencia. Recién, en 1870, el millonario Luis Cousiño y el presidente José Joaquín Pérez empiezan a hablar de un parque que emulara al parisino Bois de Boulogne.

Contrataron al urbanista español Manuel de Arana Bórica y al paisajista Guillermo Renner, quienes mantuvieron el espacio central como elipse y levantaron varios bosques a su alrededor, así como senderos, una laguna y hasta un pequeño cerro. El Parque Cousiño fue inaugurado en 1873 y de inmediato se convirtió en “el” lugar al que había que ir. Claro que en esa época era la burguesía quien más lo frecuentaba. “En 1900, para entrar al recinto del Parque, se debía pagar 40 centavos por carruaje, 20 por jinete y nada por peatón. Pero el esplendor comenzó con el centenario en 1910.

Por las tardes, sobre todo cuando llegaba la primavera, se iba a pasear al Parque Cousiño”, cuenta Domínguez. Más enfático es el escritor Alfonso Calderón: “Ni en Hyde Park en Londres, en el Central Park de Nueva York o el Palermo de Buenos Aires, se encontrar