El Rancho la Brea es una famosa concentración de pozos de alquitrán cerca del Parque Hancock, en el centro urbano de Los Ángeles.
Los hoyos de alquitrán están rellenos de aceite pesado, espeso y pegajoso; una especie de asfalto que emana del centro de la tierra. El aceite crudo brota creando piscinas de petróleo biodegradable. Los pozos tienen escapes de metano, que causan burbujas en la aparente calma del aceite y le dan el aspecto de una olla que rompe a hervir.
Durante más de 40.000 años las piscinas de asfalto se fueron cubriendo por hojas, plantas y el agua, creando una trampa perfecta para animales despistados.
Los animales que se acercaban para beber agua, caían, se hundían en el pozo y ya no podían volver a salir. Es por esto que El Rancho la Brea es tan famoso entre los científicos, ya que muchos especímenes de plantas y animales prehistóricos se han ido concentrando en el pozo, conservándose los huesos en lo que ha resultado ser uno de los jardines de restos más importantes de la Edad de Hielo.
Las excavaciones para rescatar los huesos empezaron a principios del s. XX. En los años 40-50 se encontraron los magníficos restos de grandes mamíferos: Mamuts, lobos gigantes, osos bulldog, perezosos terrestres y el tigre dientes de sable, todos impresionantes animales hoy extintos.
Poco a poco se fueron sacando especímenes más pequeños, como plantas, insectos y hasta partículas de polen. Tan sólo se ha encontrado un humano, una mujer que fue asesinada de un golpe en la cabeza hace 7500 años.
Este pozo de alquitrán no es único en el mundo, pero es el que más predadores escondía en su interior. En teoría la razón es que un gran animal de presa (por ejemplo, un mastodonte) murió y al quedarse atascado en la fosa atrajo a los predadores desde rincones lejanos, causando su muerte. Pero nunca se sabe .
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