En 1420 el rey danés Erik de Pomerania mandó construir una fortaleza para hacer pagar un impuesto a todas las embarcaciones que entrasen o saliesen del Mar Báltico.
Se construyó en el punto más estratégico del paso más reducido de Øresund, el estrecho entre Suecia y Dinamarca.
Lo que al principio era una fortaleza acabó siendo el Castillo de Kronborg, el castillo de Dinamarca más visitado. Uno de los castillos renacentistas más importantes del norte de Europa que fue añadido a la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en el 2000.
Kronborg es un elegante castillo renacentista junto con una fortaleza militar rodeada de fortificaciones con bastiones, fosas y revellines. Alguna de las habitaciones más históricas presume de grandes interiores renacentistas y barrocos, y entre las principales atracciones está la sala de baile de 62 metros y la oscura capilla que alberga la estatua de Holger the Dane. El mito dice que cuando el reino danés esté amenazado por un enemigo extranjero, la figura de pierda de Holger se convertirá en carne y sangre, y él se levantará para defender la nación.
Además, el, hoy convertido en museo, castillo alberga 40 tapicerías con los retratos de 113 reyes daneses y estudios de arte moderno para diferentes artistas daneses.
Pero más que la importancia histórica, de estrategias comerciales y de guerra, la mayoría de gente conoce el Castillo de Kronborg por ser el Castillo de Hamlet, inmortalizado para la eternidad por William Shakespeare en su obra Hamlet, Príncipe de Dinamarca. Hamlet se interpretó por primera vez en el castillo en el 200 aniversario de la muerte de Shakespeare, con un elenco de actores formado por los soldados del castillo.
Aparte del incendio que lo destrozó en 1629, el castillo se ha mantenido intacto hasta nuestros días. Una maravilla histórica para soñar en princesas, príncipes encantados, bravos caballeros y vikingos, que no se puede pasar por alto en una visita al país feliz, Dinamarca.