Skip to content

Ruta : De Calama al Salar de Atacama

Diciembre 26, 2014



Aldea de Tulor chile

El paseo al mayor salar de Chile comienza en la ciudad de Calama, cruzando el puente Topater sobre el río Loa. Luego, se debe tomar la carretera que sube por una pampa desértica hacia la cadena de montañas Barros Arana. A poco andar, hay desvíos que llevan a Aiquina y Toconce, y hacia el kilómetro 55, se encuentra el portezuelo Barros Arana, el cruce más alto de esta cordillera. Más adelante está el acceso hacia Río Grande, poblado con construcciones de piedra y una iglesia, situado en el valle del río que le da nombre. Continuando la ruta, la carretera pasa por un impresionante paisaje desértico conocido como Llano de la Paciencia. En la zona, la cadena de cerros bajos que se observa corresponde a la cordillera de la Sal, formada a partir de antiguos plegamientos de un salar, cuyo efecto fue la formación de cerros con llamativas formas y brillos minerales.

En el kilómetro 81 está el desvío que lleva a San Pedro de Atacama. Esta senda pasa primero por el valle de la Luna, emplazado en la cordillera de la Sal. La carretera cruza este cordón y comienza a descender cuando ingresa a la zona del salar de Atacama. En la última bajada existe un mirador desde el que se puede apreciar una hermosa vista hacia la cordillera de los Andes y a los ayllus que forman el oasis de San Pedro. En este sitio, además, está el Altar del Saludo al Pueblo de San Pedro de Atacama, donde la antigua tradición de las caravanas precolombinas exigía, como señal de buenos deseos, depositar una piedra cada vez que pasaban.

Continuando el camino, hay un desvío hacia la izquierda que lleva a un terreno de curioso relieve con tonos rojizos y manchones blancos formado por la erosión; se trata del valle de la Muerte.

De vuelta en la ruta, está la opción de entrar a San Pedro o continuar por un camino que rodea este pueblo, para seguir rumbo a los pasos internacionales de Jama y Sico.

San Pedro de Atacama se encuentra junto a la desembocadura del principal cauce que desagua al salar de Atacama (el río San Pedro), a 2.439 msnm. En el pasado, fue el centro de la cultura atacameña o likanantai y, en la actualidad, se considera la capital arqueológica de Chile. Su completa infraestructura hotelera y de entretención hacen del pueblo uno de los principales destinos del norte chileno. Destacan sus construcciones, la iglesia San Pedro (Monumento Nacional), el Museo Arqueológico R.P. Gustavo Le Paige y la Casa Incaica, la construcción más antigua de la localidad.

Desde San Pedro, parten excursiones a los géiseres del Tatio, los valles de la Luna y de la Muerte, las lagunas altiplánicas y al salar de Atacama.

El valle de la Luna tiene categoría de Santuario de la Naturaleza y ofrece un bonito espectáculo, especialmente, en horas del amanecer y del atardecer; se accede al lugar saliendo desde San Pedro por el camino que lleva a Calama, cruzando la cordillera de la Sal y tomando el desvío que hay en el kilómetro 20. Algunas de las formaciones más llamativas son Las Tres Marías, el Anfiteatro y la Duna Mayor. Esta última es de gran altura y puede subirse por un sendero habilitado.

Otro paseo desde San Pedro es al Pucará de Quitor (Monumento Nacional). Se encuentra a 3 km del pueblo y se accede siguiendo rumbo norte por la calle Domingo Atienza. El lugar es administrado por la comunidad atacameña y tiene una superficie de 2,5 ha que terminan en un barranco. Al centro de la fortaleza, hay un edificio semicircular que figura como torreón.

Siguiendo un canal de riego, se llega a la plaza de Quitor, desde donde el paseo puede continuar hasta Catarpe a medida que se avanza por el valle del río San Pedro, o bien, se puede optar por otro destino partiendo desde el pucará hacia la zona llamada Garganta del Diablo, un angosto y sinuoso pasadizo entre cerros.

También saliendo desde Atacama por la calle Atienza, se cruzan los ayllus de Yaye y Larache, y se llega al camino pavimentado que rodea San Pedro; por esta ruta se accede al ayllu de Coyo y al camino que finaliza en el sitio arqueológico de Tulor, una aldea en la que es posible alojar y que conserva los vestigios habitacionales más antiguos del salar de Atacama (datan de entre los años 8000 a.C. y 500 d.C.).