Cada vez es más fácil llegar a cualquier parte del mundo, pero cuánto más crece el turismo, más maravillas de la tierra están sufriendo por culpa de la sobreexplotación, el calentamiento global o el crecimiento sin control.
Irónicamente, la prisa por visitar los tesoros antes de que desaparezcan hace que la masificación por verlos los destruya aun más rápido.
Visítalos antes de que ya no estén, pero siempre con respeto al medio ambiente y al ecosistema:
Los glaciares de los Alpes
Desde Alaska, a Greenland hasta Nueva Zelanda los glaciares están retrocediendo. Pero en Suiza, el Glaciar de Bosson, en los Alpes, se está deshaciendo aun más rápido al estar situado cerca de importantes resorts de esquí. Los científicos de la Universidad de Innsbruck les dan como fecha máxima el 2030.
Los leones de África
En 2006 se estimó que quedaban tan sólo 50000 leones en el continente africano, de los 200000 que había 3 décadas antes. El descenso se debe a causa de los cazadores furtivos y los rangers corruptos que los persiguen por diversión. Los gobiernos intentan convencer a la población que los leones son más valiosos vivos que muertos, pero aun queda mucho camino por recorrer y poco tiempo para hacerlo.
Las selvas de Centro América
La Reserva de la Selva de Monteverde en Costa Rica impresiona a los que la visitan, un impresionante número de especias, 420 tipos de orquídeas… Bastantes especies de ranas ya han desaparecido, y poquito a poco la deforestación y el cambio climático hacen que cada día sea más visible el des-crecimiento.
Los orangutanes de Borneo
La oportunidad de ver a estos animales haciendo su vida diaria es una de las opciones al viajar a Borneo. Pero la isla, que comparte país con Indonesia, Malasia y Brunei, está terriblemente amenazada. Los hoteleros y los granjeros de palma están destruyendo la selva. Aun así, la vida salvaje en Borneo es fantástica, es el hogar de elefantes de Asia y los rinocerontes de Sumatra.
Los Everglades, Florida
Un día ya hablamos que esta interminable área de pantanos subtropicales, pero por culpa de la irrigación, la agricultura y el desarrollo su frágil ecosistema está cada días más dañado. Aunque el gobierno lo está intentando proteger, este precioso lugar está menguando paulatinamente: más de la mitad de los Everglades originales ya han desaparecido.
El Taj Mahal, India
Este es uno de los típicos “lugares para visitar antes de morir” y quizá deberías plantearte hacerlo ya. El mausoleo más famoso del mundo está bajo amenaza por culpa del entorno medioambiental: el hollín y la lluvia ácida de las fábricas cercanas están haciendo que la famosa fachada blanca se esté volviendo amarilla .
La Gran Barrera de Coral, Australia
La número uno de las atracciones turísticas de Australia y el único ser vivo que puede ser visto desde el espacio se está muriendo poquito a poco a causa de la acidez y de la subida global de temperaturas del agua. Históricamente, los períodos de aguas calientes mataron al coral, pero éste se recuperó cuando las temperaturas volvieron a bajar. Pero como el calentamiento global parece no tener fin, en 20 años este tesoro natural morirá.
La nieve del Kilimanjaro
El Kilimanjaro de Tanzania es la única de las montañas más altas de cada continente “las siete cumbres” que puede ser escalada por cualquiera con un poquito de forma física. La nieve perpetua del glaciar que está en la cumbre está desapareciendo rápidamente, se culpa al calentamiento global, pero los científicos no se ponen de acuerdo. Las noticias de la desaparición de la nieve de África hace que muchos viajeros se den prisa en hacer la cima, dañando aun más su delicado ecosistema.
El oso polar ártico
En la costa norte de Manitoba, en Canadá, los osos polares viven en el hielo del mar, pero el calentamiento global está derritiendo el hielo rápidamente, disminuyendo la comida disponible de estas magníficas criaturas. Y para hacerlo peor, la administración Bush concedió 75 millones de hectáreas del hábitat natural del oso para la búsqueda del petróleo. Los estudios señalan que si no se hace nada, ya no quedarán ejemplares para el 2050.
Aunque quizá, en vez de darnos prisa, sería mejor empezar a plantearnos qué hacer para que las generaciones futuras también puedan disfrutar de ellos, ¿no?