Ubicada en una generosa latitud, con temperaturas demasiado agradables y en un pujante desarrollo económico.
Pasó un buen rato desde que Iquique, capital de la región de Tarapacá, dejó de ser sólo el sinónimo de la Zona Franca y la compra de artículos o automóviles a precios rebajados. Desde hace más de una década se ha convertido en un hito turístico por sus hermosas playas y por la gran infraestructura para los visitantes.
No es todo, debido a una importante remodelación, la histórica arteria Baquedano recuperó sus antiguas casonas que datan del siglo XIX cuando Iquique se convertía en la capital minera del norte.
Por la Zona Típica
Seno de la aristocracia que se enriquecía gracias a las vetas salitreras, la calle Baquedano, fue durante gran parte del 1800 un lugar de distinción. El paso del tiempo, inexorable, dejó gran parte de las edificaciones de dos y tres pisos, de hermosas maderas importadas y con aires arquitectónicos europeos, casi en el suelo.
Entre 1880 y 1920, post Guerra del Pacífico, el boom de la ciudad llegó a su nivel máximo. Novedosos medios de transporte para la época como el tranvía, numerosos extranjeros residentes y un puerto con mucha vida, provocaron que Iquique se transformara en la joya del nuevo norte chileno.
Los edificios presentes en calle Baquedano, y en general todos aquellos de arquitectura tradicional iquiqueña, poseen una tipología que se resume en tres elementos: el material empleado para su construcción es el pino oregón, el método constructivo es el de armazón simple o “Ballom Frame” y su estilo arquitectónico el “Americano” o alguno de sus derivados (Georgian, Revival griego, Adam).
Hermosas fachadas continuas, el uso de verandas, la presencia de lucarnas o linternas, el uso de miradores y el vestíbulo, todos detalles que causaron la admiración de quienes se paseaban por esta vía.
La Plaza Prat
Fue el perfecto acompañamiento a los monumentos que la plazoleta contiene: la Torre Reloj, el Edificio de la Sociedad de Empleados de Tarapacá, el Teatro Municipal (1890).
Declarada Zona Típica en 1977, sólo desde el 2002 comenzó la recuperación patrimonial como prioridad de las políticas comunales. Y el resultado salta a la vista.
Son cerca de 6 cuadras de trazado continuo, que transforman a este peatonal en un volver al pasado. Acicalada con esculturas al aire libre, desde sus escaños se puede ver como las viejas casonas agarraron nueva vida. Cafés, bares, restaurantes, centros culturales, recintos educacionales, hostales para viajeros, entre otros, le dan un nuevo empuje a un barrio que sólo habla de historias antiguas de una ciudad con larga vida.
Palmeras y Edificios
Destacan los comerciantes ambulantes de antigüedades del desierto que se instalan cerca de la plaza Prat y que tienen varios tesoros interesantes. Para ello puede caminar directamente por Baquedano hasta la costanera.
Una hermosa y kilométrica rambla da la bienvenida al contacto con el Pacífico. Enormes edificios versión siglo XXI se yerguen imponentes ante el oleaje salino, mientras algunos deportistas intentan dominar las ondas en planchas de bodyboard.
Se avanza entre palmeras tipo Miami, mientras la fama bien ganada de “Cavancha” comienza a mostrar sus credenciales.
Cavancha es la playa más afamada de Iquique, de una alargada extensión tiene aguas de una excelente temperatura y arenas doradas. Actualmente postula al galardón Bandera Azul y se convertiría en la primera playa en Sudamérica, a la que se le reconocen los exigentes niveles de calidad de las aguas, medioambientales, de seguridad y servicios en la playa.
En su punta más austral, sobre playa Brava, destacan una serie de edificios que dan la apariencia de encontrarnos en otro país. Uno mucho más moderno.
Sin embargo, en el mar no hay yates ni otros lujos que acompañen a estas fachadas arquitectónicas postmodernas, si no que están las embarcaciones de los pescadores que siguen haciéndole honor a su ancestral profesión. Playa Brava posee un oleaje mucho más intenso que la convierte en un lugar ideal para tomar sol.
Ciclovías, un circuito de ejercicios, un interesante estanque con yacarés, una piscina artificial con show de delfines, el Casino y frente al mar una pérgola, antecedida por puestos artesanales, completan la oferta para un gran paseo.