La Ruta del Vino de Casablanca

La ciudad de Casablanca se fundó a mediados del siglo XVIII con el nombre de Santa Bárbara de Casablanca, en honor a la esposa del monarca español Fernando VII.

Aun cuando la población indígena fue escasa en esta tierra, se han hallado valiosas piezas arqueológicas, entre ellas, algunas clavas mapuches.

Otro rasgo local es la falta de agua. No obstante, con la construcción de los embalses Los Perales, Lo Ovalle, Lo Orozco y Pitama, el lugar cobró mayor vida y se transformó en terreno fértil para perales y manzanos y como, otras especies frutales, por ejemplo, los viñedos. Así comenzó a forjarse una tradición vitivinícola en la zona y, como consecuencia, una de las más atractivas rutas del vino en el país.

Los circuitos de la Ruta del Vino de Casablanca

Para conocer los viñedos donde se cultivan las uvas que dan origen a los exclusivos vinos de Casablanca, las modernas bodegas -muchas de las cuales exportan cerca de 80% de su producción a los más exigentes mercados internacionales-, así como todo el proceso de elaboración del vino, es posible acceder a los interesantes circuitos para turistas que ofrecen las viñas locales.

La Ruta del Vino de Casablanca está disponible todos los días del año, a excepción de los principales feriados, y cuenta con seis restaurantes de alta calidad gastronómica, donde la especialidad es realzar los productos de la región (aves, cordero y mariscos) y, por supuesto, entregar un maridaje perfecto con los vinos de clima frío que produce Casablanca.

Los tours establecidos se pueden desarrollar de acuerdo con las necesidades del visitante, siendo posible escoger viñas grandes, aquellas de tipo boutique, las orgánicas, familiares e, incluso, viñas que no suelen estar abiertas al público, pero que con previa reserva pueden ser visitadas.

Los circuitos son individuales o grupales, con hasta 300 personas.