Existe un Cajón del Maipo que conocen una importante cantidad de santiaguinos: es el que llega hasta San Alfonso, a unos sesenta y tantos kilómetros de la capital.
Ahí está la famosa Cascada de las Animas, se puede hacer rafting, hay muchos lugares para tomar once, restaurantes, senderos para caminatas y, en general, se trata de un precioso espacio para salir de la ciudad sin salir de la región. Pero hay otro Cajón del Maipo.
Uno más indómito, menos conocido, más alto, más frío y más hermoso aún. Queda a unos 93 kilómetros. Ahí están Lo Valdés y Baños Morales. Y si se tiene espíritu de aventura en invierno, un poco más lejos están los Baños de Colina, al lado de la frontera con Argentina.
Quien decide aventurarse en esta parte de la comuna de San José de Maipo, se encuentra con un panorama sobrecogedor. Las montañas superan en promedio los tres mil metros y el volcán San José domina el panorama con sus 5.8000 metros.
Es como estar en la Patagonia con los colores de San Pedro de Atacama. Las gigantescas rocas son moradas, naranjas, fucsias, rosadas, cafés de todos los tonos. Las estrellas aturden con su luminosidad cuando oscurece. No hay nada que envidiarle a los Alpes ni a los Himalayas. Este sector del Cajón del Maipo debe ser uno de los más lindos de Chile y está al lado, apenas a dos horas en auto.
Claro que si se quiere llegar a los Baños de Colina, esas nueve piscinas con una vista fantástica y donde el agua puede legar a 50 grados, hay que recorrer unos cinco kilómetros en moto de nieve, caballo o hacer el esfuerzo a pie. El esfuerzo tiene un premio incomparable.