Si tienes intención de preparar una caminata de varios días, como puede ser la ruta del Camino de Santiago, es importante que tomes algunas precauciones con tus pies. Al fin y al cabo, son los pies quienes te llevarán adonde quieras ir, así que es importante que evites que se estropeen. Llegarás más lejos y todavía mas importante: tu camino será más placentero.
Para que no aparezcan las temidas ampollas, especialmente en personas poco acostumbradas a caminar, puedes tomar nota de estos buenos consejos:
1- Utiliza un calzado cómodo que se adapte a tu pié.
2- Siempre camina con tus pies limpios y secos. Si tus calcetines se han mojado, cámbialos por unos secos.
3- Cuando vayas a empezar la caminata, puedes usar jabón de azufre o cualquier otro producto desinfectante para lavarte los pies. Por otro lado, si te aplicas vaselina entre los dedos, éstos de deslizarán con toda facilidad, evitando rozaduras.
4- Evita ducharte justo antes de empezar a caminar, y si lo haces, mejor con agua fría y durante poco tiempo, para evitar que la piel se reblandezca y aparezcan las indeseadas ampollas. El alcohol de romero fortalece la piel, por lo que resulta buena idea darles un pequeño masaje a tus pies con él.
5- Si usas botas: lleva dos pares de calcetines para que rocen entre ellos en lugar de rozar directamente con la piel de la bota. Mejor que el de dentro sea más fino, de un material que no sea de fibra y que lo lleves del revés para mantener las costuras por fuera.
6- Cuando finalices cada etapa, lavarte los pies con agua fría, sal, vinagre, alcohol de romero y dejarlos airear sin secar, ¡los dejará como nuevos!
7- Si tienes dos pares de botas, ¡úsalos! Cada bota es diferente y por tanto, podrás alternar los puntos de rozadura de cada bota para que no te rocen siempre en el mismo punto.
8- Y para culminar un buen cuidado, y así no te dejarte los pies por el camino, aplícales una crema de saltratos al irte a dormir, los aliviará del cansancio y te los refrescará.
¡Que disfrutéis de vuestro camino!