Muchos viajes consisten en peregrinaciones o rutas comerciales. Éstos traen como beneficio la posibilidad de viajar por varias regiones, conocer su historia y su cultura, vivir una experiencia inolvidable. Este es el caso de la ruta de la seda, una ruta comercial de oriente que unía el continente asiático con el europeo, y pasa por ciudades de China, Uzbequistán, Turkmenistán, Turquía, Irán e Irak.
La Ruta de la Seda es un viaje excelente para los amantes de los ambientes y culturas exóticos, en donde se podrán visitar tanto montañas como desiertos, junto con edificios, estatuas y monumentos de hace 3000 años.
Algunas de las razones por las cuales emprender este viaje:
Antes que nada se podría resaltar como excelente excusa lo bello de los paisajes y ciudades. Podremos encontrar magníficos desiertos visitando las dunas de Dunhuang en China, o extasiarnos con rarezas geológicas como el cráter de Darvaza en Turkmenistán. En estos lugares se podrá disfrutar de la segunda razón para visitar la ruta de la seda: las culturas y destinos exóticos. Desde el comienzo hasta el final, desde Xian a Estambul, se pueden encontrar las más variadas y extasiantes costumbres y regiones.
Al visitar las ciudades y puntos de interés, te toparías otras dos razones por las que visitar los tesoros arquitectónicos y el reecontrarse con los orígenes de la humanidad. En la Ruta de la Seda podremos encontrarnos con la Gran Muralla China, fortificaciones, ciudades milenarias, que dan cuenta de los grandes imperios asiáticos, y muestran los vestigios de religiones muy anteriores al cristianismo.
Aquellos que decidan avenutarse en este viaje no se arrepentirán.