Las terrazas o azoteas se han convertido en el lugar favorito de quienes quieren comer, beber, disfrutar, bailar, o simplemente vivir un momento agradable. Las opciones son muchas y diversas, desde lugares secretos a los que solo se accede con contraseña hasta aquellas que permiten disfrutar de un trago en un ambiente netamente kitsch, o una terraza que ofrece una espectacular panorámica de la cordillera de los Andes.
Si aún no saliste a una de ellas acá te dejamos 5 recomendaciones de lugares imperdibles.
1.- Red2One
En el piso 21 del Hotel W (Isidora Goyenechea 3000, Las Condes) se ubica uno de los espacios más chics de la ciudad, un oasis urbano que parece situado en mitad de las montañas: regala una de las mejores vistas de la capital. Con un ambiente que juega con el rojo, el blanco y el negro en su decoración, en esta terraza es posible disfrutar no solo de unos buenos cócteles y una larga selección internacional de cervezas, también de una cuidada carta que mezcla los mariscos de la zona, como locos u ostras de borde negro, con tablas de carnes y recetas tradicionales con un toque sofisticado, todo ello a cargo del chef Jean-Paul Bondoux.
Dónde: W Hotel Isidora Goyenechea 3000, Santiago, Chile / +56 2 770 0000
2.- Sarita Colonia
Los responsables de este novedoso bar restaurante de Recoleta rebuscaron en anticuarios y mercadillos hasta dar con una ecléctica combinación decorativa con toques kitsch que convierten Sarita Colonia, especialmente su colorida azotea, en un lugar único en la ciudad. Tomar un pisco sour junto a nichos fúnebres intervenidos por artistas contemporáneos ya merece una visita a la tercera planta, donde también se pueden degustar una versión reducida de sus sabrosos platos que mezclan la tradición peruana con los sabores asiáticos.
Dónde: Loreto 40, Recoleta
3.- Room 09
Haciendo un simpático guiño a los años 20 del siglo pasado, y a la entonces imperante Ley Seca estadounidense, abrió hace escasos meses un nuevo concepto de bar en Santiago. Room 09 es el primer “speakeasy” de la ciudad, un establecimiento con aires clandestinos que mezcla un ambiente pretendidamente industrial y jazzístico con una coctelería de lujo gracias al bartender Harris Olivera y su equipo. Además, cuenta con una gran carta de habanos. Eso sí, las puertas de este local solo se abren a quienes pasen antes por la mesa del restaurante del hotel boutique donde se ubica, el O40, del chef español Sergio Barroso, o a aquellos que se hayan ganado la membresía. Una vez en dentro del bar, los clientes deben ceñirse al código y mantener ciertas normas como no hacer fotos, para mantener la mística del local.
Dónde: Antonia López de Bello 040, Bellavista
4.- Azotea Matilde
Matilde Urrutia fue el último amor del poeta Pablo Neruda. Junto a ella vivió a los pies del cerro San Cristóbal, en el bohemio barrio de Bellavista. Muy cerca a esa casa llamada “La Chascona” se sitúa la Azotea Matilde, un coqueto resto-roof que ofrece una privilegiada vista panorámica de la ciudad y donde se puede disfrutar de una variada carta con ensaladas, ceviches, pastas y sándwiches, con el Poker de Atún y el Atún Sellado sobre Quinoto como platos predilectos de su clientela. El atractivo de este local se completa con una elaborada selección de cócteles y vinos chilenos, perfectos para una velada íntima en la que evocar los versos del poeta. “Que el cántaro de vino / al beso del amor sume su beso”.
Dónde: Antonia López de Bello, 0118 – Piso 6 /
5.- Tramonto Bar & Terrace
Para muchos se encuentra entre las mejores azoteas y la imponente panorámica de los Andes que regala tiene mucho que ver con ello. La terraza del Hotel Noi en Vitacura, ofrece una vista que sorprende por la increíble sensación de cercanía con las cumbres y que puede disfrutarse durante todo el año gracias a la estilosa cúpula de vidrio que cubre parte de la misma, donde las mesas rodean la piscina. Su selección de cócteles de autor, en la que destacan el Sour Indigo o el Cucuber Wasabi Martini, unida a una carta pensada para compartir con bocados típicos de las diferentes regiones del país, hacen de este lugar un glamuroso oasis de tranquilidad en la inquieta capital chilena.
Dónde: Nueva Costanera, 3736