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Viaja y conoce Las Termas de Huife

Septiembre 1, 2016



Distante a sólo 33 kilómetros de Pucón, las aguas subterráneas adoptan una temperatura que las elevan por varias veces a lo normal. Tierra viva, la cordillera de Los Andes aún emite fumarolas a través de sus volcanes en una constante demostración de su ancestral poder.

Termas de Huife

En pleno paisaje pre-cordillerano, las Termas del Huife, aprovechan una de las más llamativas atracciones naturales de este sector de la IX región: sus aguas termales. Pero no tan sólo de termas vive este lugar. Gastronomía de primer nivel, un pequeño hotel y actividades al aire libre, permiten que la estadía en la zona se alargue y desconecte al visitante en lo absoluto de las preocupaciones del mundo exterior.

Aguas Sanadoras
Llegar a Huife es ponerse en contacto con la naturaleza de manera inmediata. Los cantos del río Liucura, colindan con las piscinas al aire libre con que cuenta el recinto y en donde siempre hay alguien relajándose con los 35º Celsius que detentan sus aguas.

Turismo de salud se le ha denominado en este último tiempo a la actividad. Poderosas son sus propiedades en la cura de dolencias físicas con artritis, artrosis o reumatismos, pero también la actividad está sumamente de moda entre quienes quieren un rato de paz, relajo y bienestar corporal. Aguas hipertermales, alcalinas, sulfatadas, cloruradas y carbonatadas, con sodio, potasio y calcio, con predominio de sulfatos de sodio y potasio y con un PH de 8,8 – 8,9, cuentan entre sus rasgos compositivos.

No hay nada más recomendable que visitar el lugar en la noche, con las estrellas como testigo, o en los días de lluvia. O con sol y luego darse un chapuzón en el gélido cauce del Liucura.

Hidromasajes y SPA
La gran atracción, sin embargo, se ubica bajo una gran carpa blanca, a un costado de las instalaciones principales. Se trata de una piscina termal que cuenta con una serie de hidromasajes que se pueden usar a voluntad. Chorros de agua que asemejan la caída de una cascada, camas de relajación acuáticas o nadar contra corriente, se cuentan entre los principales artilugios.

Definitivamente pasar cinco minutos bajo la “cascada”, por ejemplo, es algo que llena al cuerpo de energía y que reaviva los sentidos. Si esto fuera poco, al costado de la zona de camarines se ubican las salas de masajes.
Masajes de relajación, reflexología, linfático, reductivo, algaterapia y fangoterapia, se cuentan entre los más solicitados. Complementando todo lo anterior con baños individuales, hidromasaje y sauna, para lograr una relajación total, siendo esta última frase un deber más que una opción.

Acá todo relaja.

Hotelería VIP
Dormir al lado del río o con una tina termal con vista a la foresta es posible en Huife. Una serie de habitaciones equipadas al más alto nivel y que están en zonas más privadas del recinto, otorgan seguridad y paz.

Todas las suites de lujo y departamentos de dos ambientes cuentan con frigobar, teléfonos, camas King Size, pileta y ducha con agua termal, Televisión Satelital y caja de seguridad.

Para comer se puede disfrutar de la gran carta gastronómica del Huife. Consta de un servicio buffet en dónde las delicias culinarias locales no están ausentes y hacen maravillas en el apetito de los visitantes. Desde carnes a pescados, desde quesos a una serie de postres en la que se puede comer hasta en traje de baño. ¡Claro!, estamos en las termas.

Canopy
No es raro toparse con turistas premunidos de arneses, poleas y cascos. No son montañistas que decidieron darse una vueltecita al relajo termal, si no que se trata de una de las nuevas atracciones del Huife: el Canopy.

Popularizado en la zona sur desde hace unos cinco años, las 300 hectáreas que detenta son el marco ideal para la aventura voladora entre las copas de los árboles.

Compuesta por seis estaciones separadas, sólo basta el atrevimiento y la adecuada atención a las órdenes de los guías para sentirse un ave más de la foresta siempreverde que rodea al Huife.

Largas tirolesas dan rapidez y altas dosis de adrenalina a los aventureros, mientras que el paisaje hace sentirse pequeño y protegido a la vez: densos bosques y montes andinos cubren toda la perspectiva. Con un poco de suerte y buen clima se divisa el volcán Villarrica.

Si ves la fumarola agradece a la Madre Tierra. Gracias a que sigue potentemente viva podrás disfrutar de un baño que te reconecte nuevamente en cuerpo y alma.